La visión del estrés desde las perspectivas multidisciplinarias para mejorar la calidad de la educación con tendencia a comunidades sostenibles

El estrés laboral en la docencia y su impacto negativo cada vez es más evidente en el sector educativo universitario actual. El personal docente universitario se enfrenta día a día con las particularidades del sistema mismo al que pertenece, en donde milita entre dos ejes fundamentales, la salud integral y la seguridad social, con una aparente tranquilidad por contar con un empleo que garantice la aproximación de la homeostasis individual en la docencia universitaria, pero afrontando diversas y complejas situaciones estresoras.   
Este texto hace un recorrido por los múltiples factores alrededor del estrés en la academia desde diversas perspectivas de catedráticas de la Universidad Autónoma de Baja California Sur interesadas en contribuir en el bienestar de la comunidad social y académica para mejorar, en última instancia, la calidad de la educación superior, a través de su capital humano y con ayuda de las instituciones encargadas de propiciar el conocimiento reflexivo y libre. La inquietud de escribir esta obra surge de un compromiso personal y profesional de las autoras, quienes, inmersas en el ámbito académico universitario, saben de primera mano cómo las actividades del ser mujer y docente implican un desgaste, generado por las exigencias de la vida familiar y laboral, sobre todo, para aquellas que buscan la obtención de reconocimiento a su desempeño y la posibilidad de lograr un aumento salarial.
Entre los asuntos tratados, se encuentran: la obligatoriedad de las leyes o normas; la protección de los derechos laborales a través de representantes; la oportunidad de que la didáctica, aplicada correctamente, contribuya a la reducción del desgaste ocupacional y a evidenciar el papel de la inclusión, la no discriminación y la consolidación de redes de apoyo para tener ambientes seguros y sostenibles; las dificultades en los procesos de reclasificación docente que propician desgaste; el aporte de las habilidades blandas en la superación de los retos del desempeño docente; y la responsabilidad social universitaria como una respuesta eficiente para reforzar la labor de liderazgo del docente en la formación de personas conscientes de su capacidad de ser un factor de cambio que beneficie la calidad de vida de toda la sociedad.